Ignacio Ondargáin
NACIONAL SOCIALISMO. Historia y mitos.
CAPÍTULO XI
(Texto revisado en diciembre de 2006)
DE LOS HIPERBÓREOS AL NAZISMO
5- Los dioses civilizadores
Una civilización descendida de las estrellas, una raza extraterrestre hace miles de años habría visitado nuestro planeta, cambiando para siempre la historia de la tierra.
De aquello ya no quedan más que algunas ruinas. La historia de ese pueblo “desconocido” vuelve a retrotraernos a la Atlántida y a la antigua Thule. La tradición aria indica que esta morada de los dioses se hallaba en el extremo septentrión. En el capítulo primero de “NS, historia y mitos”, decíamos que esta patria polar fue “una enorme isla de Hielo rodeada de altas montañas transparentes como el diamante”. Hiperbórea no habría sido, sin embargo, glacial: “en el interior del país reinaba un dulce calor en el que se aclimataba perfectamente una vegetación verdeante. Las mujeres eran de una belleza indescriptible. Las que habían nacido en quinto lugar en cada familia poseían extraordinarios dones de clarividencia”. El hombre de Hiperbórea, descendiente de “Inteligencias del Espacio”, es descrito en el “Libro de Enoc” (cap. CVI-CVII): “Su carne era blanca como la nieve y roja como la flor de la rosa; sus cabellos eran blancos como la lana; y sus ojos eran hermosos”. En la capital de Hiperbórea, Thule, “vivían los sabios, los cardenales y los doce miembros de la Suprema Iniciación…”
Un desastre climático de enormes proporciones, acompañado de tormentas y lluvias torrenciales, habría arruinado la morada de los dioses. El hecho es recogido en las tablillas sumerias: “Aquel día remoto, aquella noche remota, aquel año, aquel año remoto... Cuando ocurrió el Diluvio”. Atra Hasis, protagonista de la epopeya babilónica del Diluvio, sería quien relató aquellos acontecimientos. Los dioses habrían huido y sus descendientes se habrían dispersado por la tierra, pero su huella reaparecería inmediatamente después de la catástrofe. Hay rasgos comunes en civilizaciones prácticamente contemporáneas a la sumeria, en las tierras regadas por el Tigris y el Éufrates; la egipcia, en las orillas del Nilo; la cultura de Nohenjo Daro, en el valle del Indo y otras muchas por todo el mundo como Tiahuanaco en América.
Lovecraft, conocido por su literatura fantástica y sus referencias a los dioses primigenios, fue un gran conocedor de los antiguos imperios y de la antigüedad sumeria, en la que fundamentaría muchas de sus misteriosas novelas. Conocedor del pasado hiperbóreo de las civilizaciones, Lovecraft se refiere en el siguiente artículo que extractamos y que publicó cuando tenía 24 años, a la raza teutona como descendiente de los antiguos dioses: “El teutón es la cima de la evolución. Al rastrear la trayectoria del teutón a lo largo de la historia medieval y moderna, no encontramos excusa posible para negar su real supremacía biológica. (...) Sus innatas habilidades raciales le han llevado a la preeminencia. No hay rama de la civilización que no sea obra suya. (...) En los países cuya población es principalmente teutónica, contemplamos una prueba sorprendente de las cualidades de la raza: Inglaterra y Alemania son los supremos imperios del mundo. La historia de Estados Unidos es una larga alabanza del teutón y seguirá siéndolo si logra atajar a tiempo la inmigración degenerada y preservar el carácter primitivo de la población. (...) Los ingleses y los alemanes son hermanos de sangre, descendientes de los mismos duros antepasados adoradores de Wotan (Odín)...”
NACIONAL SOCIALISMO. Historia y mitos.
CAPÍTULO XI
(Texto revisado en diciembre de 2006)
DE LOS HIPERBÓREOS AL NAZISMO
5- Los dioses civilizadores
Una civilización descendida de las estrellas, una raza extraterrestre hace miles de años habría visitado nuestro planeta, cambiando para siempre la historia de la tierra.
De aquello ya no quedan más que algunas ruinas. La historia de ese pueblo “desconocido” vuelve a retrotraernos a la Atlántida y a la antigua Thule. La tradición aria indica que esta morada de los dioses se hallaba en el extremo septentrión. En el capítulo primero de “NS, historia y mitos”, decíamos que esta patria polar fue “una enorme isla de Hielo rodeada de altas montañas transparentes como el diamante”. Hiperbórea no habría sido, sin embargo, glacial: “en el interior del país reinaba un dulce calor en el que se aclimataba perfectamente una vegetación verdeante. Las mujeres eran de una belleza indescriptible. Las que habían nacido en quinto lugar en cada familia poseían extraordinarios dones de clarividencia”. El hombre de Hiperbórea, descendiente de “Inteligencias del Espacio”, es descrito en el “Libro de Enoc” (cap. CVI-CVII): “Su carne era blanca como la nieve y roja como la flor de la rosa; sus cabellos eran blancos como la lana; y sus ojos eran hermosos”. En la capital de Hiperbórea, Thule, “vivían los sabios, los cardenales y los doce miembros de la Suprema Iniciación…”
Un desastre climático de enormes proporciones, acompañado de tormentas y lluvias torrenciales, habría arruinado la morada de los dioses. El hecho es recogido en las tablillas sumerias: “Aquel día remoto, aquella noche remota, aquel año, aquel año remoto... Cuando ocurrió el Diluvio”. Atra Hasis, protagonista de la epopeya babilónica del Diluvio, sería quien relató aquellos acontecimientos. Los dioses habrían huido y sus descendientes se habrían dispersado por la tierra, pero su huella reaparecería inmediatamente después de la catástrofe. Hay rasgos comunes en civilizaciones prácticamente contemporáneas a la sumeria, en las tierras regadas por el Tigris y el Éufrates; la egipcia, en las orillas del Nilo; la cultura de Nohenjo Daro, en el valle del Indo y otras muchas por todo el mundo como Tiahuanaco en América.
Lovecraft, conocido por su literatura fantástica y sus referencias a los dioses primigenios, fue un gran conocedor de los antiguos imperios y de la antigüedad sumeria, en la que fundamentaría muchas de sus misteriosas novelas. Conocedor del pasado hiperbóreo de las civilizaciones, Lovecraft se refiere en el siguiente artículo que extractamos y que publicó cuando tenía 24 años, a la raza teutona como descendiente de los antiguos dioses: “El teutón es la cima de la evolución. Al rastrear la trayectoria del teutón a lo largo de la historia medieval y moderna, no encontramos excusa posible para negar su real supremacía biológica. (...) Sus innatas habilidades raciales le han llevado a la preeminencia. No hay rama de la civilización que no sea obra suya. (...) En los países cuya población es principalmente teutónica, contemplamos una prueba sorprendente de las cualidades de la raza: Inglaterra y Alemania son los supremos imperios del mundo. La historia de Estados Unidos es una larga alabanza del teutón y seguirá siéndolo si logra atajar a tiempo la inmigración degenerada y preservar el carácter primitivo de la población. (...) Los ingleses y los alemanes son hermanos de sangre, descendientes de los mismos duros antepasados adoradores de Wotan (Odín)...”
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