viernes, 25 de septiembre de 2015

Serie: "De Los Hiperbóreos al Nazismo" - EL CHAMANISMO

Ignacio Ondargáin

NACIONAL SOCIALISMO. Historia y mitos.
CAPÍTULO XI
(Texto revisado en diciembre de 2006)


DE LOS HIPERBÓREOS AL NAZISMO

4- El chamanismo

Vamos a echar un breve vistazo a la cuestión del chamanismo. En el chamanismo hallamos multitud de conocimientos y prácticas antiguas que nos pueden permitir entrever qué eran y en qué creían nuestros primeros antepasados. Cierto es que en la actualidad el chamanismo se identifica con un tipo decadente e incluso vinculado a prácticas degeneradas, pero eso no quita que parte de su existir se deba, sobre todo en un origen, a una vía iniciática que provendría de los tiempos en que el “otro mundo” estaba unido a este mundo “espacio-temporal”. Es de esta unión primigenia de la que aquí queremos o pretendemos tomar nota y sacar partido.

Uno de los aspectos fundamentales del chamanismo es y ha de ser siempre la creencia constatada a nivel personal y vivencial de la existencia de un “otro mundo”. Para conseguir la comunicación consciente y despierta con ese “otro mundo”, el iniciado habrá de iniciarse en el ascetismo o la ejercitación de la práctica. Esta práctica, esta vía, habrá de llevarle a la transmutación física y mental. Poco a poco la experiencia del “otro mundo” llegará a hacerse plenamente consciente. No es una lucha para hombres vulgares, sino una lucha titánica en la que el destino final estaría en manos de los dioses.

Muchas personas, el atravesar una crisis de salud les causa una disfunción de sus sentidos físicos, provocándoles una percepción de esos otros mundos o realidades invisibles del “más allá”. Igualmente los niños son más sensibles a esas otras realidades ya que aún no se hallan tan identificados con este mundo espacio-temporal.

El uso de drogas y alucinógenos ha sido desde la antigüedad una vía usada por brujos y chamanes para contactar con el “otro mundo”, si bien su uso debe adecuarse a una estricta disciplina y preparación personal por parte del iniciado. Mediante el uso de pociones o preparados bien conocidos se consiguen experiencias oníricas de matriz psicodélica. Hace unos años el profesor Peuckert, de la Universidad de Gotinga, realizó  una serie de experimentos y, valiéndose de una receta encontrada en tratados del siglo XV, recompuso un “ungüento de brujas” elaborado con productos vegetales. Éste fue experimentado con estudiantes voluntarios, produciéndoles una somnolencia prolongada, llena de alucinaciones y poblada por seres extraños. Los escitas, por ejemplo, mezclaban en un caldero la Atropa belladonna, la Digitalis purpurea, o la Datura stramonium y, junto al caldero encendido, aspiraban el humo sagrado de la Cannabis índica, para abrir las puertas del “infierno“, viajando a las profundidades de la mente. Es importante señalar aquí que ese uso iniciático de alucinógenos nada tiene que ver con las drogas modernas promovidas actualmente desde el poder mundial, especialmente para la juventud, valiéndose de grupos musicales, cine, estilos de vida decadentes...  Las drogadicción y el hedonismo es lo contrario de la vía iniciática, la cual precisamente busca la liberación de toda esclavitud de los sentidos físicos. Las verdaderas vías iniciáticas se fundamentan en el autodominio y la disciplina, la ejercitación física y mental.

Generalmente se asocia el chamanismo a culturas exóticas y primitivas. Sin embargo, hasta hace poco ha jugado un papel determinante en Europa. Así, por ejemplo, era algo corriente entre los lapones, habitantes del norte de Escandinavia, cuyos hechiceros y magos eran muy reconocidos en el norte de Europa. El chamán lapón disponía de un tambor, lleno de dibujos semejantes al de los chamanes altaicos, para volar al mundo de las Sombras. Los lapones actuales todavía recuerdan las proezas y poderes de sus antepasados.

En Germania, Wotan (llamado Odín en Escandinavia), es un Gran Chamán Arquetípico, modelo de los magos y chamanes germanos. También Wotan recibe títulos que corresponden a éstos, como “Padre” o “Gran Mago”. Obtiene la sabiduría mediante un sacrificio, consultando la cabeza oracular. El mismo culto a las cabezas se da entre los celtas y en ciertas culturas asiáticas que consultan a sus antiguos colegas utilizando sus cráneos.

Wotan alcanza el conocimiento de las runas, el alfabeto sagrado, autoinmolándose en una ceremonia iniciática durante la cual permanece colgado nueve días con sus nueve noches del Yggdrasil, el Árbol del mundo, atravesado por su propia lanza, de la misma forma que ciertos chamanes ascienden a lo largo de un poste que simboliza el Árbol cósmico y en el cual se han hecho nueve cortes, que representan los nueve mundos que componen el Universo. Wotan había adquirido el poder de entrar en trance de forma natural, gracias al sacrificio y a una dura iniciación: endurecimiento físico, ascetismo, dominio sobre las funciones biológicas del propio cuerpo...  Las técnicas físicas del yoga son en sí mismas técnicas que tienen su origen en el chamanismo originario indoeuropeo.

Los chamanes tienen el poder de abandonar el cuerpo y transformarse en animales, ya sea tomando su forma o introduciendo su conciencia en el cuerpo de un animal real. De esta forma, "Odín cambiaba de forma. Su cuerpo yacía como dormido o como muerto, pero él era un  pájaro o un animal, un pez o una serpiente, y viajaba en un instante a tierras lejanas para sus asuntos o los de otros hombres" (Ynglingasaga, Snorri Sturluson, S. XII). También los filés celtas tenían esta facultad, como Taliesin, quien cambiaba de forma con absoluta facilidad. Los dos cuervos de Odín, Hugin (pensamiento) y Munin (memoria), viajan sobre los mundos para contarle al dios lo que ocurre. También le acompañan los lobos Gere y Freke, que son sus espíritus auxiliares, sus ayudantes. Sleipnir, su caballo sobrenatural, tiene ocho patas y lleva a su dueño a través de cielos e infiernos, como los caballos-espíritu de múltiples patas de algunos chamanes. Odín es un alto iniciado capaz de abandonar en espíritu y plenamente consciente su cuerpo material. Es capaz de proyectarse e incluso manifestarse en lugares distintos, a la vez que se ha liberado de los condicionantes de este mundo. Odín es asimismo, el dios de la poesía, que siempre habla guiado por la inspiración, como un chamán que canta de forma inspirada durante el éxtasis. Como chamán, domina los elementos, desencadenando tempestades o calmando los vientos. Las valkirias, que son sus hijas, son mujeres sobrenaturales, mujeres espíritu, esposas celestes del chamán que le ayudan y colaboran con él. Odín se relaciona más con los muertos que con los vivos; de hecho, es el dios de los muertos. Su corte la componen los einherjes, guerreros muertos en combate. Viaja a los infiernos para preguntar lo que desea saber a los espíritus. Los berserker, antiguos guerreros germanos conocidos como los "camisa de oso", eran combatientes dedicados a Odín, y acudían al combate vestidos únicamente con una piel de oso o de lobo. Estos tremendos combatientes entraban en éxtasis y su fuerza se multiplicaba, poseedores de una energía sobrehumana, el furor sagrado, seguían combatiendo con el cuerpo lleno de heridas, animados por una furia divina que causaba terror y verdaderos estragos entre sus oponentes.

Un tipo de magia nórdica que recuerda especialmente al chamanismo, es el seidhr, practicado por mujeres a las que se denominaba seidhkona, spákona o völva. La spákona llevaba una vara y un atuendo especial semejante al de muchos chamanes. Se sentaba sobre un lugar alto. Quince muchachos y otras tantas jóvenes entonaban cantos y la profetisa abandonaba su cuerpo, tomaba la forma de un animal y viajaba a través de lo invisible para ejercer su oficio de adivinadora en las granjas.

También entre los griegos hallamos el chamanismo, como por ejemplo en la facilidad que mostraba Zeus para transformarse en animal; o en ciertos mitos, como el de Abaris, que viajaba a través del espacio sobre una flecha como hacen simbólicamente ciertos chamanes siberianos. Abaris recorría el mundo llevando a cabo espectaculares curaciones.

El mito de Orfeo también presenta rasgos chamánicos. Su personalidad parece delatarle: ama la música, que domina como si fuera una herramienta mágica; se entiende con los animales; domina las artes mágicas y la adivinación; tiene poderes para sanar, etc. Pero lo más significativo es su viaje a los infiernos para rescatar el alma de su esposa, Eurípice. En la mayoría de las versiones, fracasa por mirar atrás; pero existe una en la cual culmina su misión con éxito. Otro dato a tener en cuenta es su muerte despedazado por las bacantes, las adoradoras de Baco, dios del éxtasis y la embriaguez. La muerte por despedazamiento y el posterior renacimiento es un rasgo característico de lo que le ocurre al chamán cuando entra en coma durante su iniciación (aquí, la equivalencia nos trae a la memoria el “Mito de Osiris” de Egipto). Orfeo fue decapitado (mutilación típica en los mitos chamánicos) y su cabeza fue arrojada al río Hebros, desde donde fue cantando hasta la isla de Lesbos. Allí se convirtió en una cabeza que pronunciaba oráculos, lo que recuerda mucho a los ritos adivinatorios que algunos chamanes llevan a cabo empleando los cráneos de difuntos.

Los escitas alcanzaban el trance mediante el uso del cáñamo, que quemaban sobre piedras calientes a la salida de los funerales. Este método de alcanzar el trance, empleado generalmente cuando ya no se es capaz de conseguirlo de forma natural, era también propio de los magos tracios y getas, a los que se conocía como kapnobátai. Estrabón traduce este término como aeróbatas, “los que caminan sobre las nubes”, aunque la traducción más correcta sería “los que caminan por el humo”... del cáñamo, claro. El uso del cáñamo para ayudar a la consecución del trance parece haber sido corriente entre todos los pueblos escitas e iranios, que poblaban las regiones asiáticas al este y sudeste de Europa.

Los verdaderos chamanes son los sabios de la estirpe y conocen y dominan los secretos y las fuerzas de la vida y de la naturaleza. Ejercen de curanderos y guías del pueblo y son el vínculo entre el mundo de los hombres, los antepasados y el mundo divino.

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