viernes, 25 de septiembre de 2015

Serie: "De Los Hiperbóreos al Nazismo" - EL MUNDO INTERIOR Y LA RAZA FUTURA

Ignacio Ondargáin
NACIONAL SOCIALISMO. Historia y mitos.
CAPÍTULO XI
(Texto revisado en diciembre de 2006)


DE LOS HIPERBÓREOS AL NAZISMO


7- El mundo interior y la raza futura

Decíamos en el capítulo referente al Tíbet, que en esta región del mundo se conserva el mito ario que habla de un reino oculto, pero principalmente subterráneo, conocido como Agartha y que encontramos difundido en muy diferentes tradiciones. Así, en la tradición irlandesa, la raza divina de los Tuatha de Danann, cuando su reino llega a su fin, abandona el país, adoptando una forma invisible como habitantes de maravillosos palacios “subterráneos” o de cavernas montañosas inaccesibles a los hombres, entre los cuales no volvieron a manifestarse sino en casos excepcionales.

Sir Edward Bulwer-Lytton, diplomático y miembro de la elitista Golden Dawn, escribió en 1871 una novela titulada “La raza futura”. En esta se narra la aventura de un pueblo superior (los Vril-ya) que vive en el reino subterráneo, en el cual se había exiliado tras un cataclismo en la superficie exterior de la tierra, y que dispone de la energía cósmica denominada vril. En dicha novela también se menciona la guerra entre razas y se considera a los habitantes de ese mundo subterráneo como descendientes de los arios originales. Tras duras batallas por la supervivencia, los vril-ya habrían conseguido sobreponerse a las dificultades y miserias humanas, alcanzando un alto grado de perfección a todos los niveles. La novela trata de un explorador norteamericano que consigue acceder al interior de la tierra a través de una explotación minera. Ahí encuentra el mundo donde los “vrilya” han desarrollado su civilización. El dominio del vril les da a los vrilya el poder de unos semidioses. En la novela, el explorador vivió durante un tiempo con los vrilya hasta que finalmente su presencia fue entendida como perniciosa para la integridad racial y social de la comunidad, habiendo de volver al exterior. Así, el protagonista de la novela llega a la conclusión de que cuando los vrilya surjan del interior de la tierra para establecerse en el exterior, iniciarán de inmediato la obra de destrucción sobre la actual sociedad humana: “Teniendo en cuenta el desprecio que sienten por instituciones tales como el gobierno popular y por el de los habitantes de mi país, yo creo que si los Vril-ya aparecieran primeramente en Norteamérica, indudablemente dirían: Esta es la parte del globo que tomamos. Ciudadanos, dejad lugar para el desenvolvimiento de la raza de los Vril-ya”.

Los vril-ya de “La raza futura”, son una aparición literaria del hombre superior. De hecho Bulwer Lytton parece estar hablándonos de la mismísima raza de los hiperbóreos o el “superhombre” de Nietzsche:
“Han eliminado de su mesa toda clase de alimento animal, excepto leche, se abstienen de bebidas alcohólicas y son refinados al extremo. En sus deportes, hasta los viejos, exhiben una alegría infantil. La felicidad es a lo que ellos aspiran, no como excitación de momento, sino como condición dominante de su existencia; la misma consideración por la felicidad de los demás se manifiesta en la exquisita amenidad de sus maneras.
Nunca encontré persona alguna deformada o contrahecha. La belleza de su porte consiste tanto en la simetría de facciones como en la tersura de su cutis, que conservan sin una arruga, hasta la más avanzada edad. Además manifiestan una serena expresión de dulzura, combinada con la majestad, que parece provenir de la conciencia de poder y total ausencia de terror, físico o moral. Es esta misma dulzura, combinada con majestad, la que inspira a un observador como yo, acostumbrado a contender con las pasiones de la humanidad, un sentimiento de humillación, mezcla de terror y admiración. Es como la expresión que un pintor podría dar a un semidios, a un genio o a un ángel.
Quedé sorprendido al notar que el color de la piel no era uniforme al que yo había observado en los primeros individuos que había visto. Algunos eran mucho más rubios y con ojos azules, cabello de oro y cutis de color más subido que los individuos del norte de Europa.
Las naciones que no tenían sus costumbres e instituciones, ni eran capaces de adquirir poder sobre los agentes del vril, que ellos habían tardado muchas generaciones en conseguir, eran considerados por los vril-ya con mayor desdén que los norteamericanos sienten por los negros.
Zee (una vril-ya) me dijo que en su concepto, cuanto más pueden asimilar la vida a la existencia que sus mentes sean capaces de concebir como más cercana a la de los espíritus que se hallan al otro lado de la tumba, más se aproximarán a una divina felicidad aquí y más fácilmente se acercarán a las condiciones del más allá.”

La tradición aria nos habla de un Ocaso de los dioses, un apocalipsis, un final de los tiempos tras el cual se producirá el advenimiento de un “reino del espíritu” o una nueva Edad de Oro. Esta nueva Edad dorada estará integrada y realizada por una nueva raza que vendrá a levantarse sobre las ruinas del mundo moderno. La nueva raza habiendo superado la actual etapa humana, podrá acceder a estadios superiores del ser y del conocimiento, desarrollando todo un nuevo concepto de civilización y de humanidad.

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